Mediodía de martes. Tenía un mal día, el tráfico era mucho. Vi el escudito de Belgrano que colgaba del retrovisor del taxi, el viaje era largo así que pregunte:

-Y negro? Como nos ves para el torneo?

-¿Y la verdad pibe? No sé. No sé cómo nos ira en la copa, tampoco en el torneo, no sé si terminaremos arriba, abajo o en la mitad. No sé si el equipo rendirá, si se cumplirán los objetivos. Pero eso es lo de menos. Y acariciando el escudito, dijo ¡Belgrano, mi buen amigo, esta campaña volveremos a estar contigo!

De eso no hay dudas Belgrano, si estuvimos allá en Bahía Blanca o acá con Ben Hur. Si estuvimos en los ascensos y en los sufridos últimos lugares. Fuimos nosotros la marea celeste en un Chateau del 91′ y los mismos que estuvimos ahí, en ese rinconcito de un Monumental que ardía.

¿Y las veces que nos volvimos a casa, apretando el puño, cantando «volveremo’ volveremo'»? Perdimos promociones, finales… nunca te dejamos. Si éramos nosotros los que en esa promoción agitábamos la celeste mirando al cielo en el gigante de Arroyito, y habíamos perdido, pero ¿sabes qué? El amor no tiene explicación.

Se me llena el pecho de orgullo, con esa alegría que es solo nuestra, que solo Alberdi conoce. Me invade la emoción y me encuentro en el laburo, cantandote «saaabe’ como yo te quiero, te llevo acá adentro de mi corazooon» . Son esas mismas letras que me enseño mi abuelo, las que yo voy a cantarle a mi hijo. Cuento los días para verte y mientras los negocios del futbol nos hacen esperar, te digo ¿como no voy a venir a verte? ¿Como no asociarme? Si verte es ver al nono, ver al viejo y al nene. A los que están acá, y los que miran de arriba. Juntarse con esa banda amiga que sufre cada pelota con vos, cada volada del Juanca, cada gambeta de Matias.

Me asocio con la misma ilusión de Don Arturo, con la misma convicción del Chiche y sus remates. Llegue a destino y antes de bajarme el tachero me dijo:

-Pibe, mira el color del cielo. «Sigo estando a tu lado che Belgrano querido»

 

Por: @GonzaMoyano7