Sin brújula, sin fútbol, sin nada

brujula
Hoy no salió nada de nada. Por diversos factores: distracciones, errores propios, virtudes ajenas, falta de profesionalidad, fines de algunos ciclos… La sensación que nos deja Belgrano es que fue muy pálido en su visita a Godoy Cruz en Mendoza.
Objetivamente, nos gustaron varios momentos del Equipo de Teté en estos meses… pero sólo durante una semana, que fue la del 3-1 a Coritiba en Brasil y el 2-0 a Unión, pudimos dormir tranquilos. En todos los demás partidos, siempre quedó algo para corregir, que está muy bien, solo que la irregularidad torna imprevisible e inestable a un equipo que intenta pelear cosas importantes. De eso, claramente, podemos ir olvidándonos.
Sin brújula, Belgrano no sabe a que juega. Es un montón de piezas en un tablero que no tiene reglas. Sale jugando pero no tiene salida, y termina por complicar a una dupla central que no es segura desde el piso. Quiere tener la posesión de la pelota, pero cuando es el protagonista termina por volver a los centrales, no tiene movilidad en el mediocampo, no encuentra variantes… y arriba, sólo Bieler. Nadie más. Los que llegan lo hacen cansados por la corrida que se mandaron. El equipo no parece tener en claro lo que quiere hacer. Antes de ejecutar un libreto es bueno saber cuál es.
Sin fútbol, difícil. Sin Lértora ni Matías Suárez, sin Márquez, sin Gastón (o con él incluido), no pasa nada. No hay pases que rompan líneas, no hay ideas, no hay posibilidades netas de gol, no hay siquiera intentos de lastimar al rival (en realidad sí, como el del Pica, que terminó expulsado).

Belgrano necesita tomar el timón urgente e ir por la consolidación. Es hora de definir un libreto y cumplirlo. Si se apuesta a la posesión, hay que interpretar ese juego y ejecutarlo. Si se apuesta a la contra, igual. No es solo una cuestión de actitud. Pasó otra fecha y el pirata se quedó sin nada.

 

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